viernes, abril 28, 2006

El Rapto...

De dia, los demonios me castigan, atizandome con la lascivia maldita y silenciosa que siento al querer amar tu cuerpo y tocar tu alma...
De noche, los Dioses me bendicen y me permiten raptarte, para que nuestras almas y nuestros cuerpos sean uno solo en goce infinito, debajo de las sábanas tersas de mis
sueños...
"Homo-sapiensis"

jueves, abril 27, 2006

'Sonambulía'...


LA NOCHE , celestina de nuestros instintos profundos...
LA SOLEDAD
, a veces fiel amiga, a veces implagable verduga de nuestras almas...
Y TU, viajero anónimo que me encuentro en esta noche para compartir nuestra soledad.

"Homo-sapiensis"

lunes, abril 24, 2006

La vida es como una puta fina y cara, que en mi primera y unica vez me ha cobrado sus servicios por anticipado, para luego huir y dejarme tirado y empalmado sobre su fria y vieja cama; dejandome incluso son su propia soledad. Ahora ando buscandola; algun dia la encontraré y haré que me pague la inmensa fortuna que me robó esa noche, yo a cambio le devolveré ésta, su soledad, y entonces la someteré y me convertiré en su más insaciable chulo
"Homo-sapiensis"

sábado, abril 22, 2006

Un Paseo por el Bosque

Anoche, mientras dormía, me fui a dar un paseo por el bosque; y es que, a pesar de la noche, allí había un sol gigante y resplandeciente. El verdor de mi cama era fresco e intenso; pero de repente, a medida que avanzaba, iba encontrándome con más y más árboles y arbustos que intentaban ocultarme ese sol… Entonces comencé a correr, sin dejar de ver hacia arriba; pero las ramas pasaron a ser espinas y cardos afilados con los que tropezaba mientras corría… Dolía mucho, aunque yo no dejaba de correr, pues a la vez que el dolor se hacía más intenso y desgarrador, por otra parte me sentía más liviano. Y era que en el camino iban quedando trozos de mí… Entonces supe que tenía que correr más rápido para liberarme de aquel dolor. Y así fue que cuando ya no quedó nada de esa gastada piel cubriendo mi espíritu, cuando desapareció el dolor; pero también desaparecieron los cardos y las espinas; allí solo quedaba mi sol.
Aquella noche no sólo mude las sábanas de mi cama, sino también el catre y el colchón, y al abrir los ojos descubrí como lo que yo creía era un sol, realmente era el reflejo de mi alma en el techo de mi habitación.

"Homo-Sapiensis"