sábado, enero 20, 2007

Puntos cardinales...


Tu sonrisa me deslumbro e hipnotizó como el sol naciente de una mañana de primavera, tus ojos se convirtieron en mi único norte, tus muslos fueron el sur de mi excitación y mi perdición, tu lengua la brujula que me indicaba a que parte de tu cuerpo debía acudir cada vez para compartir nuestro íntimo goce... Y tus brazos fueron la sublime prisión en la que me permití perder toda referencia y noción del tiempo y del espacio...