lunes, septiembre 29, 2008

Om

Escucha a mi alma, que expira el aliento de su sentimiento en forma de mantra.

Deja que la oscuridad de nuestra pena y de nuestro dolor se llene con la luz serena de este sirio que enciendo en medio de nuestra contemplación...

Dicha, paciencia, sabiduría, generosidad... Que todas ellas nos inunden en esta noche íntima,
que el ruido de las armas y de los gritos de desesperación que afuera nos acechan se acallen...

Que sólo reine el sonido de nuestra respiración acompasada.

Por eso, abrazame, hagamos el amor; que tu amor y el mio juntos sirvan de ofrenda, que el miedo huya despavorido y quede sepultado y congelado para siempre bajo la nieve.

Sintámoslo muy fuerte, para que se expanda y pueda contagiar al aire; y que el que afuera dispara sienta su compasión, que el que afuera sufra se llene de su dicha.

Por eso, amemonos esta noche para que al salir el sol tu y yo hayamos renacido de nuevo...

y que los que habitan afuera de nuestra habitación detengan su odio; que todos, víctimas y opresores, se deleiten juntos contemplando la pureza de este loto que ahora nace en nuestro jardín.

Homosapiensis