Anoche, mientras dormía, me fui a dar un paseo por el bosque; y es que, a pesar de la noche, allí había un sol gigante y resplandeciente. El verdor de mi cama era fresco e intenso; pero de repente, a medida que avanzaba, iba encontrándome con más y más árboles y arbustos que intentaban ocultarme ese sol… Entonces comencé a correr, sin dejar de ver hacia arriba; pero las ramas pasaron a ser espinas y cardos afilados con los que tropezaba mientras corría… Dolía mucho, aunque yo no dejaba de correr, pues a la vez que el dolor se hacía más intenso y desgarrador, por otra parte me sentía más liviano. Y era que en el camino iban quedando trozos de mí… Entonces supe que tenía que correr más rápido para liberarme de aquel dolor. Y así fue que cuando ya no quedó nada de esa gastada piel cubriendo mi espíritu, cuando desapareció el dolor; pero también desaparecieron los cardos y las espinas; allí solo quedaba mi sol.
Aquella noche no sólo mude las sábanas de mi cama, sino también el catre y el colchón, y al abrir los ojos descubrí como lo que yo creía era un sol, realmente era el reflejo de mi alma en el techo de mi habitación.
"Homo-Sapiensis"
sábado, abril 22, 2006
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2 comentarios:
Dicen que para renacer hemos de morir, olvidarnos de lo que fuimos y desprendernos de todo lo que nos haya marcado, destruir nuestra identidad, y cual ave fénix volver a nacer
Buenisimo sitio... Quien escribe las notas? Es un sitio personal?
FELICIDADES!!!
ARMANDO GARCIA
Cancun, Quintana Roo, Mexico.
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